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jueves, 23 de octubre de 2014

LOS JEFAZOS

“ Aquellos enormes seres se preguntaban una y otra vez: ¿qué fue lo que pasó?, ¡ rememorando los felices días en que eran los reyes sobre la faz de la tierra...Vino la nube de polvo que cubrió al sol durante días.. meses.. años...y ya nada volvió a ser igual...todos morimos...ahora en este éter eterno, nos conformamos con ver cómo otras especies que eran más débiles que nosotros, ocupan nuestro lugar...”ABA 



Durante muchos años, tuve la suerte de dirigir organizaciones de todo tipo y laya; conocí mucha gente; dejé y me dejaron muy bellos recuerdos en las aventuras que recorrimos juntos en las buenas y en las malas; hubo muchos éxitos y más fracasos.
Con la ventaja que da la perspectiva histórica, de analizar lo que ya pasó, me atrevo a pensar en la actualidad, que los éxitos fueron logrados en mis fases de líder, mientras que los fracasos, tienen la paternidad en mi período de jefazo.


Eran los felices días en que rifaban los dirigentes “de una sola pieza”; los resabios históricos del comunismo, el fascismo y los grandes movimientos nacionales, llenaban todos los espacios de imaginación posible, en la idealización sobre como debía ser un directivo.
El jefe vertical, autócrata, orgullo de la era industrial que va de salida, fue determinante para el éxito de las organizaciones basadas en la autoridad.


Los grandes avances que en términos económicos tuvieron los países desarrollados, hubieran sido imposibles sin estos personajes: los jefazos.



Las necesidades que planteaban las sociedades de, hasta hace 10 años, requerían de gigantescos tropeles de seres desinferidos, llamados empleados, obreros o trabajadores, que a su vez necesitaban hacedores, y es allí donde los jefes graníticos cumplen el hado histórico de alinear a estos personajes, pues no puede haber empleados o subalternos sin jefes; ni éstos sin aquellos.

Pero, quien sabe porqué; para bien o para mal, las cosas cambiaron; la sociedad industrial se fue desdibujando, hasta llegar el momento en que el éxito del pasado, pasó a convertirse poco a poco, en el peor enemigo de la nueva realidad, y vemos hoy día, que así como en el pasado, estos personajes fueron los motores para el desarrollo de las organizaciones, los jefazos y los empleados, se han ido convirtiendo en un verdadero rompeolas para el crecimiento para éstas en nuestros días.


Vemos en la actualidad dos tipos de dirigentes: los Jefazos, orientados al pasado, viviendo el presente con los paradigmas que en el ayer le dieron gloria mayestática, y los líderes, que han sabido entender el signo de los tiempos, y han tenido la suficiente humildad y sabiduría para abandonar el oropel intelectual, espiritual y corpóreo, para colocarse en la retaguardia de sus agremiados en la búsqueda de apoyar su autorrealización, a través del servicio pronto y generoso. 


A continuación, presento las características clásicas de los jefazos.

 
1.- Se le llama por su título: licenciado, doctor, ingeniero; o si no hay tal, de perdis señor pérez, o de plano“jefe”, si no hay más, pues “es una falta de respeto” no darle un título. ¡Ay de aquél que ose llamarle por su nombre de pila, pues puede amanecer en Mocorito o en Masiaca, pegando timbres!.

 
2.- Nunca comete errores.
Si se equivoca, nadie dice nada, aunque en el baño, la raza se lo acabe con todo tipo de bromas y chistes crueles. ¡Ah, pero delante de él todo el mundo se “alínea”!.


3.- El jefazo, no toca un libro, y si lo hace, es por que su jefazo de más rango trae de moda alguno, o porque es el que rifa en Sanborns; “hay que leerlo”, aunque le parezca gigantescamente aburrido y no le entienda nada.


4.- El jefazo, trabaja para su jefe 25 horas al día; ¡al diablo con los clientes y los colaboradores!, a estos no los pela, y los trata con la punta del pié. Para el Jefazo, el negocio está en la labor cortesana que hay que hacer con el jefe de más nivel.


5.- El jefazo, no devuelve jamás una llamada: “si le interesa que me busque”, dice; pero cuando es su jefe el que le llama, le regresa La llamada a la velocidad de la luz. 


6.- El jefazo no usa la tecnología para trabajar; le tiene horror a los correos electrónicos, “para eso tiene a su secretaria”, hace espectaculares ridículos al depender de sus “subordinados” para que lo saquen de los aprietos del analfabetismo funcional en el que vive, pero..¿aprender?...¡jamás!, ¡para eso es el jefe!.


7.- El jefazo normalmente se comunica con sus empleados para PEDIR, para ordenar; jamás para APOYAR o para solicitar puntos de vista; por pura curiosidad, invito al lector a que analice las últimas 20 veces en que su dirigente lo ha buscado, verá que no ando tan errado en este punto.


8.- El jefazo no enseña, no forma, no platica sobre el futuro de la organización; para él solo existen tres cosas: la operación, luego la operación y finalmente, la operación.

 
9.- Al jefazo no le interesa en lo más mínimo lo que pasa con la gente;
cuáles son sus proyectos, cuál es su pensamiento respecto a la empresa, no le interesa nada de la vida personal de su personal.


10.- A este personaje tampoco le importa el desarrollo de la gente; si ésta se prepara o no, es una de las setecientas cincuenta mil cosas que le valen gorro. No invierte en capacitación, pues siempre tiene prioridades en el presupuesto superiores a este tipo de inversiones.

 
11.- El jefazo no forma equipo, no tiene seguidores de buena voluntad;
en cuanto se queda sin puesto, se queda solo, nadie lo llora, nadie lo visita, nadie lo recuerda, en semanas, desaparece de las mentes de quienes antes se tiraban delante de él para que pasara.

 
12.- El jefazo impone su voluntad,
a veces de manera pueril, haciendo gigantescos ridículos por tal de mostrar que “él es el que manda”. 

 
13.- El jefazo es un manipulador compulsivo;
su juego favorito es “el divide y vencerás”, mediante intrigas, mantiene agrietada a la organización, pues sabe que si permite su unión, será para echarlo o combatirlo.


14.- El jefazo, no practica la regla de oro del liderazgo moderno: convertirse en un proveedor de sus colaboradores, a través de la asesoría, la gestoría y la capacitación a ellos, en torno al verbo que le da esencia al liderazgo de todos los tiempos: servir.




PALABRAS DE USO COMÚN DE LOS JEFAZOS, y su real significado:



Empleado.- Hombre-cosa al que se le puede administrar y utilizar para diferentes fines.


Puesto.- Lugar surgido de sabrá Dios donde, que ocupa un empleado, desde donde está ubicado en la línea de autoridad, al margen de si agrega o no valor al proceso y al cliente.

Jefe.- Individuo al que el jefazo debe atender día y noche; cumplir sus más mínimos deseos, y conocer todos los detalles de su vida personal y laboral para ejercer en él, el secuestro moral.

Secretaria.- Personita que debe adornar los espacios vitales del jefazo; debe ser bonita y causar envidia de los otros jefazos, aunque ésta, no sepa si Panamá está en Europa o pegado a la presa del “Novillo”.


Departamento.- Palabra predilecta del jefazo, que delata la empresa piramidal, catedral del personaje en cuestión.

Autorización.- Acto sublime para el jefazo, donde se realiza en toda su humanidad posible. En la autorización, el jefazo encuentra su catarsis, sus niveles más sublimes de poder basado en los puestos que le da la organización piramidal; cuando el jefazo autoriza, renace, estalla de placer funcional, recupera su identidad, vuelve a creer en sí mismo, le recuerda a la perrach, “quien manda aquí”. 


Hora de entrada.- Para el jefazo, es una fijación gigante, saber a que hora llegó el bulto, y a que hora se fue el bulto
Si el empleadote genera un centavo de valor, al jefazo le vale; lo único que le importa es dónde está, si se está moviendo, y si se va a tiempo.
La creatividad e innovación, le importan un cacahuate, lo único que quiere es tener control del bulto, lo demás es lo de menos.


Y le seguimos la semana entrante, si el autor no amanece flotando en la presa del molinito.
ESSS.......
                                                        Aníbal Basurto Amparano

                                                abasurto@empresainteligente.com
                                          *Rector del Instituto Empresa Inteligente
                                            Director del Bufete Empresa Inteligente
                                                                           México

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